Que rico y bonito es tener amigas turbo, echadas hacia adelante como Anais.
Escribe buenísimo, y siempre se abre mucho sobre sus historias personales. Casi la estoy escuchando mientras la leo línea tras línea. Tiene una pluma súper bien entrenada. Amo cuando escribe en primera persona y se autoanaliza.
¿Por qué?
Porque “ella también soy yo”.
Y le acabo justo de comentar esto a lo que ha publicado:
Amiga! Ser flaca es todo lo que yo quería cuando tenía 23. Ósea no me importaba ser la mejor alumna. Para mi ser flaca era un no-negociable. Y me costaba mucho lograrlo. Las presiones sociales son durísimas. Rico leerte y hablar de estas cosas. Porque además la belleza ES una promesa ética, tiene mucho que ver con cosas que nos contienen socialmente. Ya me dieron ganas de escribir!!
Y después de este mensaje: me tienen aquí.
.
Hoy en terapia hablaba de que me han dicho que me gusta controlar todo.
Y le dije a la terapeuta que sí.
Entonces me preguntó si controlaba lo que comía, y con eso me llevó a recordar a una chica de 23 años que hizo de todo para ser flaca. Y que se encontró con esta historieta de MAITENA en la librería Crisol para terminar de confirmar sus sospechas.
Con un diagnóstico endocrinológico similar en algunos puntos con el de Anais, no tuve un acompañamiento psicológico para procesar lo que resultaba de lo primero.
Entonces, y como muchas mujeres, intenté cosas que me hicieron daño.
Probé la nuez de la india (era terrible, doloroso, y me dejaba con sueño en algunas clases), parches (además de no funcionar marcaban la espalda con un pegamento imposible de sacar), comí sólo sandia con limón por días (sin comentarios), y hasta me empachaba porque sentía frustración de que todo lo anterior había fallado. Esto último pasaba los domingos, donde además sentía una profunda soledad… producto de un aislamiento impuesto porque no me veía como quería.
Años tuvieron que pasar para entender que estaba poniendo a prueba mi valía personal una y otra vez desde mi imagen.
Y entonces hoy, como una respuesta muy simple a una pregunta que por años me había costado tanto, le dije que no.
Que no controlaba mi comida. Que esa época había pasado.
Ahora escribiendo me pregunto realmente qué hizo la diferencia, y creo que reconozco que tuve que aprender a bucear en algunos libros de sociología que no están tan a la mano como las revistas de estilo de vida que tanto me gustan.
“Perfect Me” de Heather Widdows es un análisis esclarecedor sobre la flacura, sobre la inminente posibilidad de ser fotografíados hoy en día. Sobre como la belleza nos hace vernos como “buenas personas” y como tiene hasta un componente moral y de reputación.
Les dejo algunas frases:
In Perfect Me I make four main arguments. First, the beauty ideal is a dominant and in some instances a predominant ethical ideal. It functions as an ethical ideal in that it sets ideal standards to aspire to and presents working towards such standards as a moral duty.1 It provides a shared value framework against which individuals judge themselves morally good or bad. It is constitutive of identity and provides meaning and structure individually and collectively.
Widdows, Heather. Perfect Me: Beauty as an Ethical Ideal (English Edition) (p. 2). Princeton University Press. Edición de Kindle.
The notion that the beauty ideal will deliver the goods of the good life is ubiquitous and ingrained. As Blum states, “that we’re desperate to be seen as fit and energetic and young and attractive makes sense when we are told on so many tacit and overt levels that we will find neither work nor sexual partners without these attributes; moreover, we are fated to lose both if we don’t retain at least the superficial vestiges of the original assets.”
Widdows, Heather. Perfect Me: Beauty as an Ethical Ideal (English Edition) (p. 38). Princeton University Press. Edición de Kindle.
Thus, failure to measure up in beauty stakes is not minor or limited, but colors how the self is perceived across contexts. Finally, the beauty ideal is an ethical ideal in that it promises to deliver the goods of the good life.
Widdows, Heather. Perfect Me: Beauty as an Ethical Ideal (English Edition) (p. 19). Princeton University Press. Edición de Kindle.
Desde que tengo más lucidez con estos temas puedo encontrarme con más cariño en mi cara redondita de los 5 años. Y pensar que en el tiempo me hice las preguntas necesarias para estar en paz conmigo y con donde estoy hoy.
No pude cambiar mi forma de verme hasta que cambié las lógicas de cómo verme. Si la belleza es un ideal ético entonces pasa primero por mi acercamiento al mundo y por cómo ejecuto cada interacción en mi performace público y hasta privado. Es una manera de ser como me explicaba Janine hace unas semanas.
Se que no hay tanto rastro mío de esas épocas donde me aislaba, porque me encargué muy bien de eso.
Ajá, ¡el control!
Hay mucho por explorar todavía, pero muy cerca de mis 33, me siento más que nunca en mi propia piel.
Gracias Anais por moverme hacia este teclado hoy.
Buen fin de semana :)
— prw